A lo largo de nuestra historia el ser humano ha creado y utilizado diferentes formas de comunicarse y transmitir el conocimiento. Desde la comunicación oral y pictográfica en eras primitivas; pasando por la comunicación escrita y el uso de la imprenta, hasta llegar al uso de la tecnología para desarrollar nuevas herramientas y métodos para difundir el conocimiento.
Los entornos virtuales con los que contamos ahora han sido posible gracias a las tecnologías de la información y la comunicación (TIC).
Cada una de las modalidades educativas ha presentado sus propios retos, incluyendo diversos factores que facilitan u obstaculizan la transmisión de conocimiento.
La educación informal dependía de la interacción cotidiana y del uso de medios primitivos para la enseñanza.
La educación formal fue utilizada como una forma de control al educar a la población en ideales específicos y necesidades generadas a partir de Estados nacionalistas y con un sistema educativo rígido.
Es a partir de la educación escolarizada que se masifica la transmisión de conocimiento usando todo tipo de medios didácticos audiovisuales, pero aún dependían del docente durante el proceso de aprendizaje.
La educación virtual a su vez presenta retos inherentes al uso de la tecnología. Es indispensable que el estudiante deje de ser un analfabeto tecnológico y sea capaz de integrar las TIC en su proceso de aprendizaje.
Otro de los retos están relacionados con la propia capacidad de desenvolverse en ambientes virtuales y carentes de interacción física. Para ellos es importante aplicar la inteligencia emocional, tener una actitud proactiva y desarrollar habilidades de autogestión y administración del tiempo.
El estudiante tiene toda la responsabilidad de su propio proceso de aprendizaje y el docente pasa a ser un apoyo y una entidad de orientación que facilita los recursos necesarios durante este proceso.
A pesar de la distancia y la asincronía de la interacción, el estudiante debe ser capaz de integrarse a equipos de trabajo y propiciar la creación y transmisión de conocimiento a sus pares. Ya que el trabajo colaborativo es fundamental .
Los valores y actitudes del estudiante fomentan la sana convivencia entre la comunidad estudiantil y los docentes. Y aunque se trate de un ambiente virtual, sigue siendo un espacio real de interacción entre personas y se debe privilegiar la sana convivencia.
Algunas de las características que debe poseer un estudiante en línea son:
Actitud proactiva, compromiso con el aprendizaje, saber trabajar en entornos colaborativos y aprender de forma autónoma.
Conviene también desprenderse de algunas prácticas que nos fueron inculcadas en otros modelos educativos y que no benefician al estudiante en un entorno virtual, y con ello sortear retos como:
Asumir la responsabilidad de nuestro aprendizaje, ser autocríticos, evitar solo memorizar, ser adaptable, mejorar nuestra comunicación escrita y potenciar nuestras habilidades de comunicación.
Esta modalidad educativa nos exige superar nuevos retos y "des aprender" actitudes que no son aplicables en un modelo virtual.
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